Bolonia cada día está más presente, y da igual que estemos acabando con las licenciaturas los escasos productos que quedamos de ellas en proceso, el plan parece aplicarse igual para todos. Los grados pisan los talones y los profesores hacen pruebas piloto cada vez con carácter más hardcore en las clases de licenciatura.
Yo estoy de acuerdo con esta huelga, viniendo de familia obrera, evidentemente que estoy en contra de estas reformas que resultan tan sólo ser el límite de acceso a la formación a las familias de clase obrera, dejando la educación como un servicio de lujo.
No he podido hacer huelga por la razón de que no me han dejado, la situación no me lo ha permitido. Una de las clases, Derecho Procesal, es, a priori, obligatoria la asistencia del 80% de las clases, y en caso de no asistir no existe el derecho a examen. A parte, la asistencia al 100% no la puedo cumplir dado que en una franja horaria tengo tres asignaturas al mismo tiempo, a la que una de ella, no por cuestión de asistencia, sino por cuestión de comprensión es mejor que no falte, por lo que sólo puedo acudir al 50% de las clases si no hay ningún contratiempo. Para poder solventarlo, intenté cambiarme de grupo pero no me lo concedieron, entre otros motivos por la reducción de grupos que ha habido estos últimos años, cuando hace dos o tres años tenías la opción de matrícula en seis grupos, hoy en día sólo existen dos, y en ocasiones no se puede elegir, aún así, para poder seguir la asignatura asisto al 50% del grupo en el que estoy matriculada y al 100% del otro como oyente, pero el derecho a examen por esta vía no lo tengo asegurado, así que no he podido manifestarme.
He llegado a la Universidad Autónoma de Barcelona poco antes de las 9 de la mañana y ha sido misión imposible.
Soy consciente que quien desconozca el lugar se hará un lío con la explicación que voy a dar, aún así, con ayuda del mapa haré un intento.
Entre 8.30 y 9 de la mañana, al volante en la autopista AP7 había dificultad de circulación, exceptuando un coche de la secreta que con las señales luminosas y acústicas se ha hecho espacio entre los dos carriles. Cuando llego al acceso, un poco antes me encuentro con un panel informativo de: "Acceso a la UAB cerrado", y cuando paso junto al acceso veo 6 brigadas de Mossos de Escuadra y un coche patrulla cortando el acceso, por lo que he tenido que optar a seguir circulando camino de Sant Cugat y dar la vuelta por la urbanización de Bellaterra, perteneciente, en contra de la voluntad de muchos, al municipio de Cerdanyola del Vallés. Dando la vuelta he podido acceder al campus por el hospital veterinario (al menos los animales pueden ponerse malos), pero al llegar al centro del campus un mosso me ha hecho desviarme hacia una punta del campus, donde está situada la Vila que es la residencia de estudiantes. He intentado ir por las carreteras internas del campus con la finalidad de no tener que salir, y en la calle que hay entre las facultades de Comunicación y Derecho he podido estacionar mi vehículo. Circulando por dicha calle he visto una fumata impactante, y cuando he salido del coche un olor a chamuscado. He cruzado la facultad de derecho para ir al bar y hacerme un café y me he encontrado con lo siguiente:
La fumata tiene sentido, y el olor a chamuscado también, además de los mossos por todo el campus desviando a la gente del eje central.
Primera premisa del día: la huelga es un derecho, no una obligación, y a pesar que me he sentido obligada a ir nadie debe tener la obligación de aguantar estas situaciones ni espectáculos.
Seguidamente he ido al bar, donde tan sólo estaban dos trabajadoras que por suerte tengo muy buena relación por todo el tiempo que tengo la costumbre de hacerme el café antes de entrar en clase. En el momento que estaba en la caja y la cajera ya sabía lo que iba a pedir entran un grupo de encapuchados cuando la otra trabajadora estaba intentando cerrar el bar con llave. Han entrado a la fuerza y se han llevado todo lo que han podido tan sólo diciendo que "tenemos hambre". Esto no son piquetes, son gente mal parida que con sus actos pierden el derecho a pedir cualquier cosa, que con el contexto de una huelga el único objetivo que tienen es la violencia gratuita. Después del saqueo he podido hacerme el café.
Dado que después de las azañas que he tenido para entrar al campus, ya que estaba ahí he ido a cotillear si la clase de primera hora se realizaba, pero no. La facultad se había convertido en el escenario de un edificio fantasma cual principio de película de miedo. Nada. Nadie.
Eran las 9.15, y la clase de asistencia obligatoria no empezaba hasta las 12, por lo que he decidido ir a copistería a imprimir un documento de 250 páginas que tenía pendiente desde hacía una semana, al menos poder aprovechar el tiempo... Cruzo el pasillo de sociales que comunica la facultad de derecho con la de economía y empresa con una banda sonora de golpes. Me asomo en el hueco de la escalera.
Estaban petando la máquina de vending para saquearla. Me dispongo a bajar al piso de abajo y se oye un petardo potente al que la escasa gente que estabamos arriba no nos atrevíamos a bajar. No puedo ir a copistería, la barricada no me deja. Cuando pasan unos minutos, a parte de sentirme intimidada con comentarios de "hoy no hay clase", "hoy no hay que estar aquí"... ejem... tú también estás y bajo el entorno de una situación de huelga estás vulnerando el derecho de decisión de los demás estudiantes, estás pidiendo unos derechos dejando de lado que tu libertad acaba donde empieza la mía, y no sólo eso, sino que una de las razones principales de la huelga son los recortes y te estás cargando mobiliario del centro, si los recursos son escasos no hagas que se necesiten todavía más.
Consigo entrar en copistería con una sensación de miedo y nervios que no había tenido ni en el peor examen de carrera que pueda imaginar que haya realizado hasta la fecha. Hago la impresión y me siento obligada a quedarme en reprografía por miedo a la barricada que hay en la puerta de la facultad. La puerta cerrada con mobiliario que evidentemente estaba roto.
Al cabo del rato consigo salir, pero tengo que dar la vuelta por Ciencias Políticas y salir por la biblioteca de Ciencias Sociales. Son casi las 10. Voy al bar dado que es el único sitio donde abren y cierran con llave a medida que la gente quiere entrar o salir. Consigo estudiar un par de horas y junto a una compañera vamos al edificio donde se realizan las clases de Derecho Procesal, ambas con el mismo problema de compatibilidad horaria con el que no podemos asistir al 80% y de ahí el interés de ir hoy. El edificio estaba cerrado por la primera planta, así que entramos por la planta 0. Una vez subimos a la primera planta del aulario el aula estaba cerrada. Vamos al hall del pasillo hasta el momento que viene un profesor al que no habíamos visto nunca preguntando si pertenecíamos a la clase que se realizaba en el aula 6. Tras nuestra respuesta afirmativa, el profesor nos plantea que si queremos hacer clase la hace y si no no pasa nada. Tras la injusticia que hubiera sido que se hubiera realizado clase dado que faltaba tanta gente hemos decidido que no, así que el profesor nos ha invitado a las dos a un café y nos ha estado dando una referencia de bibliografía que no puede ser útil a lo largo de toda nuestra carrera profesional. Como sólo eramos dos, hemos estado comentando los problemas de horarios y el tema del 80% de asistencia. NO ERA CIERTO. Sólo se cumple para los de grado, pero al parecer, la profesora que nos tenía que dar clase es nueva y aplica la normativa tal y como viene desde los puestos superiores.
Al fin y al cabo, personalmente, el día ha sido productivo e interesante. Una anécdota más, pero hubiera preferido estar en plaza Universidad a las 12.30, ese era mi lugar en aquel momento.
Para acabar, aunque me refiera a la esfera personal, por la razón que no he realizado mi voluntad es dado la palabra que di a la docente de la asignatura de acudir al 50% de las clases de un grupo y al 100% del otro justamente hoy, 28 de febrero, es decir, dado a mantener una palabra no he podido hacer lo que mis principios y valores me marcaban el día del año al que asigno a la persona que menos palabra ha tenido conmigo en la vida. Paradojas de la vida.
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