Muere un icono de la transición política española a los 97 años. Aunque a muchos nos suene de clases de historia, si es que suena, fue una persona transcendental en la entrada de la democrácia (con el paso del tiempo más utópica) y de la Segunda República Española, aunque eso nos quede más lejos (ojalá ahora mismo cerca de la tercera).
No pretendo hacer un réquiem, pero sí un "in memoriam" de una de las personas que ha vivido por y para la política, que enfrentarse al régimen franquista le costó el exilio durante años y que vivió siempre mirando todo desde la izquierda. Ojalá la sociedad actual tuviera la mitad de huevos (perdón por la expresión) de luchar por lo que quiere, ahora las cosas irían diferentes.
¿Lado positivo? Un gran legado literario, y desviándonos un poco de la seriedad y de lo políticamente correcto, podemos alegrarnos de que pudo ver la dimisión de Doña Espe y evidenciando la foto, "el tabaco no mata, puede pero no tiene porqué".
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