viernes, 4 de mayo de 2012

De ilusiones se vive, pero también se desvive

Dicen que soñar es gratis. Discrepo. Es la acción más cara que hay en la vida. Se paga el precio de volver a la realidad, en las que hay veces que es mejor no salir de ella y otras en las que se desea la pastillita roja de Matrix y ver que la realidad del mundo no es más que una ficción.

He aquí una gran elección, vivir en un mundo de ficción, mayoritariamente materialista, superficial.... y otro mundo real. Matrix es una película que un día me llegó hacer pensar mucho, aunque debo admitir que la segunda parte, en mi opinión, fue bastante infumable (nunca la he llegado a aguantarla entera), y la tercera no me he molestado en verla.

Vivir otras realidades es un tema en el que los hermanos Wachowski no fueron pioneros en él. Hay tantas películas, y evidentemente lecturas sobre él, que se puede decir que es un tema bastante sobreexplotado. ¿Debe ser por el deseo humano de querer escaparse de la realidad? ¿Estamos hablando de una huída?

De hecho, es una película que es un poco con síndrome de "Peter Pan", es decir, que utiliza símbolos que toda persona conoce de aquéllas parábolas infantiles, a ello me refiero al inicio:

¿A qué nos recuerda? Conejo blanco... ¡Alicia en el país de las maravillas!

Todos recordamos de que iba la historia, una huída hacia un universo paralelo. Otras películas que podemos incluir en este estilo: Cube, Peter Pan... para todas las edades y para todos los gustos, pero al fin y al cabo siempre hay un "mundo mejor" del que vivimos.

Vivir otra vida creo que es un deseo de mucha gente, la infelicidad cada vez más presente en nuestras vidas, llamemosle motivo crisis que aumenta, o bien magnifica cualquier bache, o llamemosle malas rachas, que creo que nadie puede librarse de vivir alguna que otra. Recuerdo la primera clase de Macroeconomía que pisé en la facultad hace algunos años, la verdad que fue una gran presentación por la profesora Evi Pappa, impactante:


Una de las fobias de gran parte de la humanidad, donde me incluyo, es miedo al fracaso. Cada vez piden más, cada vez hay escalones más altos.... pero a la vez también hay techos más bajos, límites más visibles que otros y baches que encuentras por el camino, baches de los cuales parece imposible salir, y digo parece por poner un poco de optimismo al asunto, ya que en ocasiones existe la duda de si realmente es un bache o bien que el agujero es el fruto de haber cavado la propia tumba. ¿Tiempo? A veces no se sabe si lo que hace es cerrar las heridas o bien echa más sal en ellas.

También es cierto que el tiempo corre a favor de cambios, cambios para mejor o para peor, pero el miedo al cambio puede estar presente siempre y cuando la felicidad es una constante vital, una vez ésta está perdida los cambios se desean, se desea el paso del tiempo y aumenta la incertidumbre sobre objetivos que habían estado siempre claros. Es decir, se puede decir que el deseo es una huída de la realidad, una huída de la vida, al fin y al cabo huir.

Lo que es cierto es que de los cambios se aprende, más tarde o más temprano, y sobre los fracasos también se dice que se aprende, aunque no debemos olvidar que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, en muchas ocasiones inevitables, sobretodo en cuestiones de la vida personal, en que las situaciones se hacen imposibles de sobrellevar.

En mi caso, el terreno sentimental es un gran interrogante desde hace un par de años, tampoco sé lo que quiero, pero sé que en este caso los cambios han ido a mejor. Conocer a gente siempre es un valor añadido, en una tormenta personal me salió el sol un dia, un sol, que como todos desaparece al anochecer, ha sido un "miniverano" en el cual he podido broncearme en el ámbito personal, ahora lo que toca es intentar no perder ese color, sólo quitarme las quemaduras y rojeces e intentar mantener el moreno; sí, con el sol hay que tener cuidado, ya que si abusas te quemas, y yo me he quemado.

Moraleja: "¿Crema protectora o aftersun para estas ocasiones no existe?", no, en serio. Quién entra rápido sale rápido, pero así es la vida, hay gente que sólo está de visita, o bien para reafirmar una de mis frases: "Como más hombres conozco, más quiero a los perros".

Ahora mismo nos encontramos, recordando lo poético del Código de Circulación, entre el ocaso y la salida del sol, esperar a que vuelva a salir, ya que éste siempre sale, más tarde o más temprano, entre los nubarrones está escondido, sólo hay que saber buscarlo, o bien esperar, de manera que como dice Bunbury, quién encontró la beatitud no la buscaba tanto, canción con la cual acabaré esta entrada.
Aunque la frase no es exactamente la de mi querido Enrique, pero también es cierto que cada uno interpreta las señales como mejor se avengan a cada situación.

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